miércoles, agosto 09, 2006

.la poderosa muerte

.publicado originalmente el 24.10.2005

Las luces se apagan y ahí estás. Solo. Aun no has vivido nada y ya pareces no querer seguir. Y te entiendo. Y a pesar de no conocerte, pienso en ti como un hermano. Y te entiendo. Y es que a veces pasan cosas que simplemente no debieran pasar, y es entonces cuando te preguntas si realmente te mereces lo que pasa. Te preguntas si lo que pasó realmente pasó, o si vas a despertar y las lágrimas se volverán a convertir en sonrisas. El mundo parece entonces el peor de los lugares, y te parece que no vale la pena seguir ahí. Pero eres un niño y mereces ser feliz. Mereces ser tan feliz como querías que tu hermanito, hoy un angelito al que Dios llevó al Cielo para que cuide tu camino, fuera contigo. Ahora quizás no lo puedes ver, pero sabes? él está ahí. No puedo contarte como porque Dios - mi jefe - me pidió que guardara el secreto, pero yo sé que él está ahí, contigo, mirándote y abrazándote, y me prometió que jamás te dejaría solito, porque te mereces ser feliz, tan feliz como habrían sido los dos creciendo juntos para siempre. No me dijo muchas cosas, pero lo que sí me dijo fue te hiciera prometer que no les vas a fallar y vas a ser feliz. Que vas a ser feliz por los dos, porque allá en el Cielo él ya es feliz, y no quiere que tú, la persona que más quiere en el mundo, esté triste pensando que él no está. Cada vez que mires al cielo y veas que una estrellita brilla más que las demás, es él. Es tu hermanito que te viene a visitar. Saludalo y dale las buenas noches, porque él está ahí para cuidarte, para quererte, para ayudarte a ser feliz.












Él no se ha ido. Sólo fue a reservar un lugar espacioso para que, en muchos años más cuando a ti te toque partir, puedan los dos jugar juntitos allá, en un rincón del Cielo, con Dios.

in memoriam

 

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