sábado, octubre 28, 2006

.tú y tu jardín de rosas

Ya llevas algo así como nueve días de Cielo en el cuerpo, y la verdad no creo que no sepas las cosas que voy a contarte. Como salí porfiado igual que tú, te las cuento igual. Después de todo, existe la posibilidad de que hayas estado tan ocupada poniéndote al día con tu esposo, hija, hermanos y amigos, que no hayas tenido tiempo para pegarte una mirada hacia acá. Nunca está demás que te ponga al día así que ahí vamos.

Tu familia acá abajo está bien. Tus hijos, como ya sabrás, están preocupados el uno por el otro y eso debe ponerte muy feliz. Tus nietos te extrañamos y no hay momento en que no nos acordemos de alguna de tus locuras. Mi madre, ese angelito de la guarda que decías tener, está contenta por saber que ya estás mejor, y que has vuelto a tus poker, a tus onces de amigas y a tus historias familiares. (Ojo Alicia. Intenta no ganarle a Dios en poker porque los que sufrimos las consecuencias de sus "rabietas" somos nosotros, aunque pensándolo bien, en pleno octubre se puso a llover torrencialmente, así que creo que este consejo se viene demasiado tarde).

Sobre tu esperable preocupación por tu jardín de rosas, te pido que no te preocupes porque quedó en buenas manos. Su cuidado está en las manos de quienes más pudimos disfrutarte, y bien sabes que no lo dejaremos marchitarse.

Además, los pelotazos disminuirán considerablemente, porque como ya sabes, no queda nada para que yo emprenda un nuevo camino con alguien a quien siempre quisiste mucho. Pronto encomendaremos nuestro camino al Señor y tú estarás ahí como testigo. Tú, mis dos abuelos y todos los que han partido y a quienes esta noticia pone felices.





















Ahora te dejo. Es sábado en la tarde y tus reuniones con las amigas son impostergables. Cuando quieras ven a darte una vuelta por acá, porque no habrá un sólo día en el que no te echemos de menos.

 

Creative Commons License
Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.