.hombre muerto caminando
Quizás es por eso que decidieron que merezco morir. "No hay nada peor que traicionar a la patria" fue lo que dijeron. Me pregunto si la decisión habría sido la misma al ver los ojos de ese niño pidiendo mi ayuda.
Ahora son noches enteras las que busco tu estrella en el cielo, esa estrella que brilla con una luz distinta al resto, que brilla con una luz que sólo tú puedes darle. Son tus ojos, son tus labios, es el latir de tu corazón lo que la ilumina, la ilumina tanto que no sería capaz de distinguirla del sol, tanto que la noche se hace día cuando ella está en el cielo. A veces dan ganas de volver atrás, pero el camino es largo y no hay forma de volver a encontrarte si no sigo adelante. Ya no eres parte del pasado sino del futuro. Quizás te encuentre más allá del sol, más allá de mis sueños.
Y así fue no más. Te fuiste tan súbitamente como avisaste que llegarías... quince años pasaron y he decidido que es hora de hacerte un homenaje. No recuerdo el momento exacto, pero si que estaba sentado a la cabecera del comedor. Cuando escuché que en un poco menos de 9 meses llegarías a apaciguar a esos dos hermanos que no dejaban ni por un día de pelear, me imaginé un universo lleno de ti, un universo lleno de algo nuevo que de seguro me dejaría sin palabras.
Pasaron los meses y cada día que pasaba ibas tomando forma y un lugar en tu familia que te esperaba ansiosa. Llegó el día en que supimos que tendríamos una niña que cuidar y adorar, y tu nombre surgió súbitamente en una suave noche teñida por pétalos de rosa que llenaban la casa de ilusiones y sueños. Constanza sería, Constanza serías.
Pero Dios tiene caminos misteriosos y llegó el día en que decidió que no vendrías. Los pétalos color rosa se tiñeron de negro y tu nombre se perdió en el despertar de un sueño que acababa de terminar. Quien sabe donde estás ahora, quien sabe como estás ahora. Lo único que sé es que te quisimos un montón, y que la puerta estuvo abierta esperándote siempre, aunque - y sólo Dios sabe por qué - nunca llegaste siquiera a tocarla.
El tiempo pasó y una nueva flor creció en nuestro jardín. De eso han pasado ya diez años y tú estarías más orgullosa que nadie de tener una hermana como ella. Te prometo que tu hermana Paulina leerá esto y sabrá de ti, porque aunque nunca llegaste, no hay nadie que pueda negar que existieras y existes, quien sabe donde, quien sabe como.
Toma esto como un saludo. Espero que donde quiera que estés, Internet exista y puedas llegar a leerlo.
Hoy te regalé la luna. Decidiste que no la querías, y que podía hacer con ella lo que quisiera...
Es cierto. No fue fácil hablar con Dios y convencerlo de que me dejara regalarte la luna, pero el tipo me entendió. No sé si fue la cara de enamorado que me vio, o el hecho de que le juré y recontrajuré que no la ibas a mover a ningún otro lado como adorno ("No es fácil andar arreglando el tema de las mareas, la iluminación nocturna y otros detalles" - me explicó), pero me dejó.
Y ahora que no la quieres, qué hago con ella? conseguirla no fue tarea fácil, y si tú no la quieres, será para alguien más. No sé quien será ese alguien... quizás Dios lo sabe. Quizás sabía que esto pasaría, y con el extraño humor que tiene no quiso contarme... quien sabe por qué (ahora entiendo por qué dicen que el Señor tiene caminos misteriosos)
Esto de tener cercanía con el Jefe no es juego. Es medio porfiado y testarudo, pero paleteado. La luna no es gratis y ahora tendré que soportar a Dios preguntándome a cada rato por qué la rechazaste. La próxima vez que quiera regalarte algo, lo pensaré con más calma. Hacerme cargo de regalos de semejante envergadura no es ningún chiste, y menos sabiendo que cada vez que la vea, veré en ella el mayor regalo que jamás te he hecho, el mayor regalo que jamás rechazaste.
.publicado originalmente el 01.12.2004
Ojos abiertos y un saludo al sol. ¿Es un día más o un día menos? Algunas veces no recuerdo la diferencia... ¿Será que estoy viejo?, ¿será que estoy solo?, ¿será que esa última vez que toqué a otro ser humano no sentí más que el aire tibio rozando mis dedos?
Sí, sí, ya lo sé… olvidé morir. ¿Y qué?, a veces es más saludable pensar que estás vivo.
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